Por Víctor Manuel Niño*
Leyendo
a menudo los periódicos de Bucaramanga (Colombia) son habituales los casos de
jóvenes y adolescentes que asesinan a otros por robarles objetos de apariencia
insignificantes como gorras, zapatos o celulares. Las correccionales, como se
llaman aquí a los internados para menores y los centros de detención del
Bienestar Familiar están siempre llenos y también con muchos problemas
derivados de su contexto social, como la tutela del menor por parte del Estado,
la fuga de algunos de ellos y la negativa de la entrega de los menores a sus
padres por problemas de maltrato, abuso etc. Muchas veces las autoridades policiales
presentan estos casos de asesinatos de otros menores como simple riñas y casi
siempre como problemas de intolerancia ciudadana aun a finales de este 2011;
detrás de esto se oculta el drama de una población que es llegada de
desplazamientos , de inmigración desde el campo y población que ha venido
marginándose por la pobreza y la ignorancia. Si nos atenemos a las
estratificaciones que se han establecido en Colombia para la población, estos
casos de delincuencia juvenil son mayoritariamente por problemas de adicción a
los estupefacientes sobre todo a la peligrosa droga denominada “ bazuco” que ha
costado la vida de miles de jóvenes por su incidencias en la criminalidad más
que todo, pues su adición terrible los expone a la delincuencia para financiar
su adicción. Estos problemas no pueden ser definidos como de simple
intolerancia o riñas. La realidad de estos jóvenes que se pueden clasificar más
que todo en los estratos 0, 1, 2 y hasta tres, es de una realidad marginal. Son
muchachos que ni estudian ni trabajan y que en México son llamados “ninis”. El
aumento de“ninis” en las poblaciones Iberoamericanas va siempre en aumento,
pero no se pude afirmar categóricamente que sea un exclusivo problema de
pobreza o desempleo. Detrás de esta “dramaturgia” está la crisis de la sociedad
tradicional y católica.
Muchos de estos jóvenes que han caído en la coacción
del vicio a los estupefacientes, terminan por desvalorizar completamente la
vida y están acostumbrados a que si no matan deben morir. Algunos menores se liberan
completamente de la autoridad de sus padres y son incapaces ya tanto de
estudiar como de cumplir cualquier obligación o compromiso. Muchos de sus
familiares no tienen la educación suficiente para inculcarles valores
racionales a esto jóvenes. Hasta hace poco tiempo y aun, las familias de
estratos populares criaban a sus hijo esperando que sus hijos tomaran el oficio
de su padre; con el aumento de las “madres solteras” y “madres cabezas de
familia” la orientación se ha perdido. La madre que no puede costear una
educación a su hijo, espera de este al terminar la primaria que aprenda algún
oficio para ayudar a la canasta familiar. No se puede afirmar que en los
estratos uno y dos los problemas de marginalidad sean de todos. Hay familias
que han vivido una vida normal allí. En una sociedad de una alta “dramaturgia”
como la sociedad latina, aun las películas norteamericanas proponen muchos
conceptos en contraste con la pobre melodramática de las telenovelas. Woody
Allen afirmaba que las sociedades actuales están cuestionadas por las nuevas
generaciones que han crecido sin la tutela de uno de sus padres: hombres
criados por sus madres. De todas maneras viendo los casos de formaciones de
pandillas de origen latino en sociedades desarrolladas, podemos ver en el
interior de sus familias una crisis de autoridad y desorientación en cuanto al
destino de sus hijos que son dejados al libre albedrio. En un barrio de estrato
dos de Bucaramanga, una mañana una madre esperaba a su hijo desde el rincón de
una calle , cuando lo ve aparecer con otros muchachos mas, lo increpa: ¿Dónde
has estado toda la noche? El muchacho adolescente de buena apariencia le
responde : “Ay no joda… en misa!” y sigue su camino con los otros muchachos.
Estos muchachos empiezan a tener la noche como escenario de su vida y de día
duermen o están en cualquier parte. Su vida se convierte en una mentira como la
sociedad que los acoge. Se vuelven maestros de la mentira y el cinismo y la
crisis de autoridad en sus familias se pervierte aun más ¿De quién es la culpa
ante esta situación social? Recuerdo también que una vez un dirigente comunal
me decía que el Alcalde de la Ciudad se negaba a construir en esos sectores
canchas deportivas, pero también con los años en muchos sectores habían
adecuado gimnasios en espacios públicos que les permitía a estos jóvenes hacer
fisiculturismo, lo que no los preparaba para abandonar la adicción . Al parecer
este deporte no los educaba en hábitos de sociabilidad, ni en valores. En los
eslabones de las causas, el narcotráfico podría verse como un mal terrible,
pero precisamente lo que permitió el narcotráfico no fue superado por la
política. La política podría verse como la gran causa en el remedio de los
males sociales. Al contrario del gran terreno que ha ganado la teoría
organicista de la iglesia católica que puja para hacer de la política una causa
menor ¿ Y quiénes son los salvaguardia políticos de esta ideología: todos
aquellos que quieran hacer de la sociedad algo incongruente, irracional. Me
hace recordar el articulo de H. Marcuse: “La lucha contra el liberalismo en la
concepción totalitaria del Estado". Si nos retraemos a la gran causa de
los problemas latinoamericanos, la gran concepción de la teoría organicista de
la madre iglesia fue la bandera que ondearon tenazmente los descendientes de
los encomenderos después de la independencia. La independencia heredó esta
ideología de la aristocracia terrateniente que se quedó a vivir para siempre en
Latinoamérica, llenando de caos y confusión a nuestros pueblos y enarbolando
sobre todo el principio de la “desigualdad social”. Hasta la palabra política
(gastada de hecho) ha sido víctima del postmodernismo que la hecho parecer un
asco, también culpa de la corrupción y los vicios políticos.
*Escritor