jueves, 1 de julio de 2010

LA RELATIVIDAD DEL PUEBLO

Por Victor Manuel Nino*
Frases que se han hecho celebres como: “Cada pueblo tiene los gobernantes que se merecen” “La voz del pueblo es la voz de Dios” y entre otras, ésta del poema de Neftalí Reyes: “despierto cada cien años, cuando despierta el pueblo” pueden denunciar demagogia o semántica. O más bien pueden denunciar cierta presunción de elite, clase o dogma. La primera frase citada por Sophie Scholl culpa al “pueblo”, en este caso, el pueblo es el responsable del gobierno y le confiere una totalidad: pueblo igual a comunidad política; en la segunda frase, la metáfora Dios, pueblo, le concede una particularidad que no sustituye a otras comunidades políticas y que puede justificar una intervención religiosa en lo político, y la tercera frase , que es más bien un verso, le da al pueblo otra particularidad que puede ser política. Para la izquierda marxista el “pueblo” es precisamente el que puede apoyar su ideario político y lo conformaran seguramente las clases populares, pues hoy sería muy aventurado hablar específicamente de una clase obrera. Echarle la culpa al pueblo es hoy en día un lugar común citado por todos. Es más, los gobiernos incapaces y retardatarios le han echado mano a lo que hoy es ya una ideología : echarle la culpa al pueblo de los males de un país; echarle la culpa a la gente de la delincuencia de un país. Lo sagrado en que se ha convertido la palabra pueblo, puede justificar la metáfora de Sophie y el verso de Neftali.
La idea de pueblo como una uniformidad política fue explicita en 1787 en la Constitución de EEUU: “Nosotros, el pueblo de los Estados unidos…” pero eso no significa que como uniformidad política sean unidad: si dos parlamentarios de la misma región de un país son adversarios políticos no resume que la genta de esa región del país deba exigirles uniformidad de ideas políticas, ni siquiera unidad. La definición de pueblo escrita por Cicerón (año 54 a.C.)como “la asociación basada en el consentimiento del derecho y en la comunidad de intereses” es la que prevalece hoy por hoy en las sociedades occidentales. Frente al pueblo más bien están los que pretenden el poder político y que en la historia se han conocido como partidos, movimientos, dictaduras, y personalismos políticos entre otros. Las opciones de poder las han presentado al pueblo para su consentimiento y cuando no, en nombre del pueblo las han hecho prevalecer. Hoy en día existen muchas maneras de engañar al llamado pueblo. Hoy por hoy, el gran papel que juegan los medios de comunicación , la publicidad y la ciencia utilitaria de la persuasión son elementos que inciden en el poder de la opinión. En las sociedades occidentales hoy por hoy , los políticos saben que la opinión es un poder. Las “elecciones políticas” en las sociedades modernas , conciben al pueblo como el conjunto de la población hábil para votar. El voto es considerado el intermediario entre el pueblo y el poder politico . El abstencionismo político, es la otra cara del pueblo, que precisamente tiene en esto un derecho y no significa que un gobierno deba implantar el voto obligatorio. Una sociedad dividida entre ricos y pobres, tendrá su pueblo en las clase pobres, y de ahí que han surgido movimientos populistas, de muchas corrientes políticas entre las que se destacan las conservadoras que le dan al pueblo ayudas, viáticos, subsidios y demás, sin generar una política concreta y general de desarrollo social, y con esto tienen un apoyo que raya con el fanatismo. Las políticas populistas podrían ser las políticas de agrupaciones, son políticas regionales llevadas al centro. Es como decir que un presidente dirigiera el país con políticas de grupos y no accediera al campo la generalidad. La verdadera materia de una política en una democracia, debería ser “el desarrollo social” y prescindir de la etiqueta neoliberal de la mano invisible. Podemos definir al pueblo en una democracia, como la población de un país que tiene uso de razón política y que si no lo tiene, de todas maneras puede hacer uso del voto y de opinión abstencionista. Y en esto es donde los políticos instintivamente van, al pueblo apto para votar. En ese sentido se deben revisar los mecanismos que deben hacer demócratamente la vida política de una comunidad, porque no es el pueblo el que va a los políticos, son estos… ¿Entonces, a quien se le debe echar la culpa de los males de un país?
Por último, la reorganización de los partidos políticos tradicionales ( ¿ ya se cuenta entre los tradicionales a los de izquierda?) y la intención de llevarlos y diferenciarlos entre si, a pesar de las resistencias de muchos miembros clientelistas (el caso del partido liberal) dejó por fuera a muchos personajes importantes en la vida política de estos partidos y los llevo a formar toldo aparte con un éxito rotundo. El liberalismo se ha querido diferenciar de sus contrarios tradicionales, los conservadores, pero ha caído precisamente en conservadores lo que con el tiempo los había llevado a llamarse libeconservadores. Y muchos de sus exitosos miembros son ahora conservadores declarados, y sin una resistencia de partidos hubiera vuelto en esta mascara un frente nacional.
*Escritor
Bolonia(Italia).
01-02-010

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