miércoles, 16 de junio de 2010

LO QUE HAY DETRÁS DEL PROYECTO DE UNIDAD NACIONAL DE SANTOS

Por Germán Ayala Osorio, comunicador social y politólogo


El proyecto de Unidad Nacional que propone Santos no debe entenderse como una estrategia de campaña. La iniciativa tiene un trasfondo peligroso para el fortalecimiento democrático.

Detrás de la propuesta de Santos está el gran capital nacional e internacional, interesado en mantener las condiciones de desigualdad a través de un modelo económico que se fundamenta en una relación asimétrica entre el Estado y el Mercado, en donde el primero debe trabajar únicamente para garantizar que en el libre juego de la oferta y la demanda, los únicos ganadores sean los banqueros, los inversionistas especuladores y las élites poderosas que concentran el poder de tiempo atrás. En esa relación asimétrica, la sociedad desaparece como posible beneficiaria del crecimiento económico que se logre. La sociedad poco importa. El Estado deja de lado sus responsabilidades societales, para atraer inversión extranjera que no genera bienestar colectivo y que por el contrario, lo que busca es pauperizar aún más las condiciones laborales de las grandes mayorías.

Logrado el sometimiento de los ciudadanos a salarios miserables y a unas condiciones desfavorables de contratación, se logra doblegar tanto la voluntad política de participar de la vida pública, como el pensamiento libre y crítico, así como reducir la capacidad de exigir el cumplimiento de sus derechos.

Apoyan también dicho proyecto, los maltrechos partidos políticos tradicionales que, insepultos, quieren tomar un segundo aire con el proyecto neoconservador que representa Santos. Desaparecidos como partidos políticos organizados, fuertes y capaces de convocar a amplias mayorías y de buscar soluciones a sus demandas más sentidas, poco a poco la política, el país político y los políticos tradicionales interpretan el sentir de banqueros e inversionistas: acabar con la pluralidad política y fortalecer el unanimismo. Lograr, por fin, pasar del ciudadano políticamente activo, al ciudadano-cliente sometido a las leyes del mercado.

El paso siguiente al sometimiento de los partidos Liberal y Conservador y de los nuevos movimientos políticos como Cambio Radical y el PIN, entre otros, es la construcción de un solo partido (el de la U), lo que expresa el talante de una apuesta política sometida a un modelo económico responsable de hacer infelices a millones y millones de seres humanos no sólo en Colombia, sino en el mundo. Son los efectos de la dictadura de la banca y contra ello la política poco puede hacer.

Con el proyecto de unidad nacional se logrará someter a los pocos espacios democráticos que aún quedan en Colombia. Lo preocupante es que los principios y las expresiones de dicho proyecto de unidad nacional terminarán replicándose en espacios tradicionalmente pensados y diseñados para dar vida al pluralismo, al debate de las ideas y a la discusión conceptual: las Universidades. El primer síntoma de ello es que el pensamiento crítico, fundamento de la enseñanza universitaria, irá desapareciendo de la mano de aquellos docentes que insistan en develar las injusticias de un perverso modelo económico.

Detrás del proyecto de unidad nacional de Santos está la capacidad represiva del Estado, alimentada a través de políticas públicas como el Plan Colombia y la Política de Defensa y Seguridad Nacional. Los recursos bélicos que hoy se usan para combatir a las guerrillas, pueden usarse para reprimir focos críticos, manifestaciones públicas y el fortalecimiento de movimientos sociales en franca oposición a la dictadura de la banca. Se fortalecerá la idea de concebir un Estado vigilante del actuar ciudadano que vaya en contravía del modelo económico neoliberal.

Con el llamado que hace Santos se elimina a la Oposición en tanto su no participación se entenderá como una actitud negativa y claramente en contravía del futuro del Estado, de la nación y del país. No hay razones para que se mantenga la Oposición por cuanto el llamado ‘generoso’ que extiende Santos, simplemente no puede rechazarse.

A partir del 7 de agosto de 2010, inicia la segunda etapa de un proyecto neoconservador, esta vez en cabeza de Juan Manuel Santos. La primera etapa de dicho proyecto la dejó bien cimentada Álvaro Uribe Vélez. Lo más probable es que la tercera etapa la inicie y la termine Vargas Lleras. Ese es el juego político de la derecha en Colombia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario