viernes, 8 de agosto de 2008

De ciudadanos a súbditos; y el lenguaje de los matones (Colombia)

Por Germán Ayala Osorio[1]

Tan grave que el paramilitarismo haya cooptado organismos e instituciones del Estado, como el hecho de que hoy en Colombia informar sea sinónimo de propaganda, tal y como lo vienen demostrando los noticieros de los canales privados, RCN y Caracol.

Aunque hay que decir que la tarea propagandística a favor del proyecto uribista es mucho más evidente en Noticias RCN, si miramos en detalle la última prueba de su militancia en el proyecto uribista: la transmisión de las imágenes del proceso de preparación y ejecución de la Operación Jaque.

Quedan sin piso los principios y criterios periodísticos asociados al síndrome de la ‘chiva’: los periodistas de RCN no consiguieron la primicia, ésta les fue entregada, ofrecida o vendida. RCN solo sirvió - y sirve- de mandadero, tal cual como cualquier agencia de envíos y paquetes.

Y el paquete lo entregó, como mínimo, a seis millones de colombianos que vieron en la pantalla chica la evidente militancia del noticiero en el proyecto uribista y las verdades a medias de un Gobierno que se sostiene gracias a los favores mediáticos y al apoyo irresponsable e interesado de empresarios y banqueros, que solo buscan mantener intactos sus privilegios.

Tan efectiva ha sido la tarea de medios y periodistas, que es difícil encontrar hoy en las audiencias una mínima capacidad para discernir en torno a lo que viene sucediendo, por ejemplo, con la excesiva concentración del poder en el Presidente y el manejo populista del presupuesto que viene haciendo el Gobierno en sus consejos comunales y en la forma incontrolada como dispone de éste. Menos aún, esas audiencias serán capaces de reconocer que Uribe mintió acerca del uso accidental del peto del CICR, por parte de un oficial del glorioso ejército colombiano, el mismo que ha tenido vínculos con los paramilitares y el mismo que ha participado, por acción u omisión, en masacres de cientos de colombianos.

La videocracia y la sondeocracia funcionan en Colombia gracias a medios como EL TIEMPO, RCN, Caracol y CM&, entre otros más, en una lista que se hace interminable. Es por lo anterior que necesitamos canales divergentes de generación de opinión pública. Necesitamos que florezcan y prosperen ejercicios interpretativos en las aulas de clase, en los espacios privados, en los parques, y claro, en los espacios que nos ofrece la red internet.

Tan eficiente ha sido la tarea de los Mensajeros de Palacio, que hoy cientos de miles de ciudadanos colombianos agradecen al Presidente el que esté al frente de la lucha contra las Farc. Desde cuándo tenemos que agradecer que un funcionario público cumpla con sus deberes. Es deber del Presidente hacer efectivos los principios constitucionales, entre otros, el de garantizar la libre movilidad, la vida y la honra. Habrá que agradecerle, entonces a cada Policía que captura un ladrón o que evita un robo. Cómo se ha desvirtuado el sentido de la ciudadanía. Cada vez más vamos adquiriendo el carácter de súbditos, que hincados a los pies del Rey, damos gracias por el pan y por permitirnos vivir.


Palacio responde

El mutuo favorecimiento entre RCN y la Casa de Nariño se evidencia con la supuesta filtración del video de la Operación Jaque. No creo que se trate de una filtración accidentada de un miembro del ejército; sin duda, estamos ante una filtración programada, pensada y discutida en las huestes del Gobierno, o por lo menos, por un sector interesado en minimizar otros hechos de la vida política y económica colombiana que puedan ser capitalizados en contra de Uribe: parapolítica, el equivocado reclamo a la Banca Central por haber incrementado las tasas de interés y el poco interés del Gobierno en bajar el gasto público y en general, por las inefectivas medidas para controlar las circunstancias y las variables macroeconómicas.

La respuesta de la Casa de Nariño es risible. “El Presidente reitera la necesidad de permitir que todos los medios de comunicación tengan igual y oportuno acceso a las noticias más importantes. Es grave que integrantes de las Fuerzas Armadas filtren noticias de manera clandestina y sin coordinación con sus superiores. Además, es grave que en las primeras investigaciones sobre la Operación no haya salido a relucir toda la verdad” (Sic).

Los periodistas y medios que aún quedan por fuera de este círculo y de esa relación clientelar- un verdadero contubernio- que RCN sostiene con el Gobierno Uribe de tiempo atrás, tienen la obligación de desenmascarar este connubio y amancebamiento político-mediático, pues con su silencio, abonan el camino para que en Colombia haya más súbditos que ciudadanos.



El lenguaje de los matones

Poco interés generó la frase ‘Acábenlos, y por cuenta mía’, que el Presidente lanzó hace pocos días a un general de la Policía, refiriéndose a la Oficina de sicarios de Envigado. Qué manera de articular del Presidente. Como pone en evidencia su desprecio por la vida.

Presidente, habitamos en el lenguaje y desnudamos nuestras miserias cuando hacemos uso particular de la lengua. Razón le cabe a la columnista Cecilia Orozco Terán, cuando señala en su columna de EL ESPECTADOR, que “el vocablo “acábenlos”, que aludía en este caso específico a dos delincuentes despreciables pero de todas maneras colombianos con derechos según lo indica la Constitución, se interpreta aquí, donde poblaciones enteras han sido aniquiladas y miles de personas desaparecidas, como sinónimo de “extermínenlos” o de “mátenlos”. En el contexto de nuestra historia reciente ese error —que se espera sea semántico— es delicado no sólo por el significado que se le da, sino porque proviene de quien se ha convertido en el faro, luz y guía del 91% de los encuestados. Si a la desafortunada expresión se le añade el complemento: “… y por cuenta mía, no se preocupe”, el asunto adquiere una dimensión francamente grave. No en Colombia, donde parece que ya a nadie le importa cuáles son los medios con tal de lograr el gran fin, sino en el concierto jurídico internacional pleno de garantías vigentes, como lo ha demostrado el tribunal que adelanta el juicio del genocida serbiobosnio Radovan Karadzic.”(Sic)

Es probable que a los seguidores y admiradores de Uribe –verdaderos feudatarios- les guste esa manera de hablar del Presidente. Pero quizás no se hayan detenido a pensar en las implicaciones que tiene el expresarse así. Con el uso particular de la lengua, el Presidente legitima las ejecuciones extrajudiciales, valida la venganza y el odio; borra el debido proceso y el estado social de derecho.

Hace un tiempo mandó a detener a un funcionario de la administración de Buenaventura, violando el derecho que tiene a que se le invstigue y se le juzque; hace pocos días mandó a matar a los miembros de la oficina de Envigado; mañana qué sigue o mejor, quién seguirá en la lista.

Lo más probable -y preocupante- es que los proto vasallos empiecen a seguir a pie juntillas esas órdenes que subyacen en los actos de habla del Rey. Sin duda, estaremos de regreso al estado de naturaleza.

[1] Politólogo y profesor Asociado de la Universidad Autónoma de Occidente, Cali- Coloombia.

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