martes, 27 de diciembre de 2011

La encrucijada de los muchachos perdidos


Por Víctor Manuel Niño*


Leyendo a menudo los periódicos de Bucaramanga (Colombia) son habituales los casos de jóvenes y adolescentes que asesinan a otros por robarles objetos de apariencia insignificantes como gorras, zapatos o celulares. Las correccionales, como se llaman aquí a los internados para menores y los centros de detención del Bienestar Familiar están siempre llenos y también con muchos problemas derivados de su contexto social, como la tutela del menor por parte del Estado, la fuga de algunos de ellos y la negativa de la entrega de los menores a sus padres por problemas de maltrato, abuso etc. Muchas veces las autoridades policiales presentan estos casos de asesinatos de otros menores como simple riñas y casi siempre como problemas de intolerancia ciudadana aun a finales de este 2011; detrás de esto se oculta el drama de una población que es llegada de desplazamientos , de inmigración desde el campo y población que ha venido marginándose por la pobreza y la ignorancia. Si nos atenemos a las estratificaciones que se han establecido en Colombia para la población, estos casos de delincuencia juvenil son mayoritariamente por problemas de adicción a los estupefacientes sobre todo a la peligrosa droga denominada “ bazuco” que ha costado la vida de miles de jóvenes por su incidencias en la criminalidad más que todo, pues su adición terrible los expone a la delincuencia para financiar su adicción. Estos problemas no pueden ser definidos como de simple intolerancia o riñas. La realidad de estos jóvenes que se pueden clasificar más que todo en los estratos 0, 1, 2 y hasta tres, es de una realidad marginal. Son muchachos que ni estudian ni trabajan y que en México son llamados “ninis”. El aumento de“ninis” en las poblaciones Iberoamericanas va siempre en aumento, pero no se pude afirmar categóricamente que sea un exclusivo problema de pobreza o desempleo. Detrás de esta “dramaturgia” está la crisis de la sociedad tradicional y católica.

Muchos de estos jóvenes que han caído en la coacción del vicio a los estupefacientes, terminan por desvalorizar completamente la vida y están acostumbrados a que si no matan deben morir. Algunos menores se liberan completamente de la autoridad de sus padres y son incapaces ya tanto de estudiar como de cumplir cualquier obligación o compromiso. Muchos de sus familiares no tienen la educación suficiente para inculcarles valores racionales a esto jóvenes. Hasta hace poco tiempo y aun, las familias de estratos populares criaban a sus hijo esperando que sus hijos tomaran el oficio de su padre; con el aumento de las “madres solteras” y “madres cabezas de familia” la orientación se ha perdido. La madre que no puede costear una educación a su hijo, espera de este al terminar la primaria que aprenda algún oficio para ayudar a la canasta familiar. No se puede afirmar que en los estratos uno y dos los problemas de marginalidad sean de todos. Hay familias que han vivido una vida normal allí. En una sociedad de una alta “dramaturgia” como la sociedad latina, aun las películas norteamericanas proponen muchos conceptos en contraste con la pobre melodramática de las telenovelas. Woody Allen afirmaba que las sociedades actuales están cuestionadas por las nuevas generaciones que han crecido sin la tutela de uno de sus padres: hombres criados por sus madres. De todas maneras viendo los casos de formaciones de pandillas de origen latino en sociedades desarrolladas, podemos ver en el interior de sus familias una crisis de autoridad y desorientación en cuanto al destino de sus hijos que son dejados al libre albedrio. En un barrio de estrato dos de Bucaramanga, una mañana una madre esperaba a su hijo desde el rincón de una calle , cuando lo ve aparecer con otros muchachos mas, lo increpa: ¿Dónde has estado toda la noche? El muchacho adolescente de buena apariencia le responde : “Ay no joda… en misa!” y sigue su camino con los otros muchachos. Estos muchachos empiezan a tener la noche como escenario de su vida y de día duermen o están en cualquier parte. Su vida se convierte en una mentira como la sociedad que los acoge. Se vuelven maestros de la mentira y el cinismo y la crisis de autoridad en sus familias se pervierte aun más ¿De quién es la culpa ante esta situación social? Recuerdo también que una vez un dirigente comunal me decía que el Alcalde de la Ciudad se negaba a construir en esos sectores canchas deportivas, pero también con los años en muchos sectores habían adecuado gimnasios en espacios públicos que les permitía a estos jóvenes hacer fisiculturismo, lo que no los preparaba para abandonar la adicción . Al parecer este deporte no los educaba en hábitos de sociabilidad, ni en valores. En los eslabones de las causas, el narcotráfico podría verse como un mal terrible, pero precisamente lo que permitió el narcotráfico no fue superado por la política. La política podría verse como la gran causa en el remedio de los males sociales. Al contrario del gran terreno que ha ganado la teoría organicista de la iglesia católica que puja para hacer de la política una causa menor ¿ Y quiénes son los salvaguardia políticos de esta ideología: todos aquellos que quieran hacer de la sociedad algo incongruente, irracional. Me hace recordar el articulo de H. Marcuse: “La lucha contra el liberalismo en la concepción totalitaria del Estado". Si nos retraemos a la gran causa de los problemas latinoamericanos, la gran concepción de la teoría organicista de la madre iglesia fue la bandera que ondearon tenazmente los descendientes de los encomenderos después de la independencia. La independencia heredó esta ideología de la aristocracia terrateniente que se quedó a vivir para siempre en Latinoamérica, llenando de caos y confusión a nuestros pueblos y enarbolando sobre todo el principio de la “desigualdad social”. Hasta la palabra política (gastada de hecho) ha sido víctima del postmodernismo que la hecho parecer un asco, también culpa de la corrupción y los vicios políticos. 



*Escritor


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