sábado, 5 de junio de 2010

EL PAIS DE LOS SANTOS CORAZONES



Por Víctor Manuel Niño Rangel*

“ Las elecciones a la presidencia del país no es un partido de futbol en el que se juega con el mismo fanatismo a perder o ganar”

En Colombia, a través de su historia política han surgido aparentemente voces solitarias (o sin respaldos de partidos políticos latentes, aunque esas voces solitarias representen un partido político latente o una ideología latente) que han profetizado el desastre nacional. Es el caso del Dr. Álvaro Gómez Hurtado (1919-1995) y su movimiento de “Salvación Nacional” (1990). Esto indicaba ya claramente el desprestigio y la decadencia de los partidos políticos y de la política. Las voces solitarias surgieron ante este hecho, que había llevado al país al caos político e institucional y había instaurado un “estado intervenido”, totalmente opuesto al prudente “estado neutral” y con esto hacia un anti liberalismo que conducía al país a un estado totalitario.

Con este estado de cosas (La decadencia de la política y de los partidos políticos que en su seno debían representar la sana democracia) surgió una confusión de ideas e ideologías). La decadencia de los partidos políticos y el desprestigio de las izquierdas produjo una oleada de movimientos y personajes que se introdujeron en la vida política nacional con un sacralismo ajeno al deseo legitimo de la política de conducir al país hacia un estado de bienestar. Entonces fueron comunes, movimientos políticos que encarnaban los nombres de los personajes que sacralmente deseaban el bien político nacional hasta la actualidad ¿Este estado de cosas creó una legitimación de la irracionalidad política?

La intervención del estado a su vez creó la intervención eclesiástica en la vida política nacional, y en la conciencia nacional expresa lo que debe ser privado (las creencias religiosas); fue en plena constitución de 1991 que uno de sus actores de izquierda pidió la intervención del clero en el acontecer político, hasta el punto que hoy día algunos usan el pulpito para recomendar o condenar candidatos políticos. Por lo mismo creó la intervención de los gobernantes de una manera latente o directa en las campañas políticas en vez de garantizar la neutralidad.

Esas voces que pretenden la salvación nacional es un síntoma claro de la irracionalidad a la que se ha conducido a la política y a un estado claramente anti liberal que había desfigurado a los partidos políticos tradicionales fusionándolos en sus intenciones y configurando un frente nacional. La exitosa polarización del país con el conflicto político interno, logro exaltar la conciencia nacional entre amigo y enemigo y su internacionalización. Lo que empezó con el grande Miguel Samper
(1825-1899) erradicar la inseguridad como causa primera de la miseria, se convirtió en su sacralización. En suma, la vida política nacional se ha caricaturizado, convirtiéndose en su futbolizaciòn. L a política no es un partido de futbol, en el que se juega a perder o ganar, y en el que se emplean los mas trabajados trucos publicitarios, en el que se aprovecha del conocimiento del alma del pueblo para manipular encendiendo el nacionalismo, el esquelético amor propio y el sentido de la humillación. Samper ya había hablado de la “transacción política” que no es lo mismo que un “frente nacional” o la llamada “unidad nacional”, la situación particular de un país y la esencia de los llamamientos políticos dicen otra cosa.

La terrible estratificación social del país y el crecimiento irracional de la población ha beneficiado este estado de cosas, y ha sacralizado la pobreza (¿tomado de algunas ideas de izquierda teológica?) dando dádivas y empleos. ¿Han cambiado lo que simplemente debe ir hacia justicia social, por un complejo entramado futbolístico


*Escritor
Boloña, 05-06-2010

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