lunes, 31 de octubre de 2011

DE TRIUNFOS, DERROTAS Y CONSTATACIONES DESPUÉS DE LA JORNADA ELECTORAL

Por Germán Ayala Osorio, comunicador social y politólogo


Terminó una jornada electoral más en Colombia. Los comicios del 30 de octubre de 2011 confirman que en Colombia tenemos una democracia electoral que se sirve de las desigualdades sociales, de la exclusión y del poder de gamonales y ‘barones’ electorales que saben muy bien que sin estas condiciones sociales y culturales, jamás tendrían cómo sostener el poder político en regiones, ciudades y pueblos. Por ello, se trata de una democracia débil, que cada cierto tiempo se legitima, más por la fuerza de la costumbre, que por la ampliación misma de las condiciones democráticas que se esperaría que asegurara un Estado social de derecho.

Nuevamente constatamos que los colombianos exhiben una baja cultura política, asociada, claro está, a prácticas clientelistas, sostenidas en intereses familiares o personales, que ahondan más la crisis de la política y aseguran, por ese camino, el empobrecimiento de lo político, que en tanto discurso, se empobrece en un diálogo interesado y asimétrico entre elegidos y electores en el que sobresalen las peticiones de puestos, becas y proyectos, entre otros.

Unos y otros reproducen las condiciones de una nación, de una sociedad, de un país en el que cada uno de nosotros busca, a toda costa, sobrevivir, así ello implique someter, expoliar y amedrentar a todos aquellos que aparezcan como detractores o que simplemente obstaculicen la consecución de nuestros propósitos individuales.

Con cada jornada electoral, el país evidencia su histórica debilidad institucional ante lo que parece ser un lastre difícil de superar: los delitos contra el sufragio. Compra de votos, constreñimiento al elector, clientelismo y trashumancia electoral, entre otros, son prácticas institucionalizadas en el electorado, en los partidos y movimientos y por supuesto, en los candidatos, lo que sin duda muestra no sólo la debilidad de las instituciones del Estado para impedir la comisión de dichos delitos electorales, sino la pobreza de criterio de unos electores arrinconados por las incertidumbres laborales, sociales, por la necesidad de trabajo y educación y hasta por el hambre.

Seguimos siendo una sociedad premoderna. Las élites confirman su desinterés de liderar un proyecto de nación incluyente, pues andan dedicadas a mantener y extender privilegios. Y los proyectos emergentes que en muchas regiones les disputan el poder político, entran en el juego político y electoral para buscar, con la misma avidez y mezquindad, alcanzar poder económico y político que les permita vivir del Estado tal y como lo han hecho históricamente esas élites que aquellos emulan.

Sobre ese marco cultural e institucional hay que entender lo sucedido el domingo 30 de octubre. Hago referencia a lo sucedido en Cali, el Valle del Cauca y Bogotá, territorios en los que se reproducen las dificultades de las instituciones democráticas y en general, las de un Estado precario, premoderno y cooptado por el paramilitarismo, el narcotráfico y por reducidas familias que lo han privatizado y lo tienen para su servicio.

Para destacar, la derrota político-electoral de Uribe Vélez, quien buscaba erigirse como un ‘barón’ electoral. Con este resultado, Juan Manuel Santos se libera de un problema político en lo que será, dentro de poco, su búsqueda de la reelección presidencial. Aunque Uribe no está totalmente fuera de carrera, sí quedó mal herido. Poco a poco el encumbrado y amedrentador uribismo se desvanece ante la debilidad de estos tipos de liderazgos, asociados más que a ideas y proyectos, a la compra de conciencias a través de contratos y entrega de ayudas a los más necesitados. Es decir, se respetan mientras ostenten poder y Uribe debe aceptar que ya no lo tiene y que hoy, en su condición de ex mandatario, debería de buscar refugio en El Ubérrimo.

También hay que señalar que la parapolítica, a pesar de la acción de la justicia y de las denuncias de los medios masivos, sigue viva en la Costa Atlántica, en el Valle del Cauca y en Casanare, a juzgar por el demostrado poder que aún mantiene Juan Carlos Martínez Sinisterra y sus ungidos, apoyados por los movimientos MIO, Afrovides y PIN.

Aunque el ex senador Martínez sufrió reveses por cuenta de la derrota de varios de sus candidatos, los tres movimientos políticos logran mantenerse en la escena política nacional, lo que no deja de ser un atractivo caudal electoral, incluso, para el mismo Santos, que desde la llamada Unidad Nacional ha recibido el apoyo, no agradecido públicamente, de los congresistas del PIN.

En cuanto al categórico triunfo de Petro, con el que logró llegar a la Alcaldía de Bogotá, hay que decir que no se trata de un triunfo de un hombre de izquierda, sino de un estratega político que supo tomar decisiones a tiempo, como la de retirarse del Polo y denunciar lo del carrusel de las contrataciones, para crear la micro empresa electoral Progresistas, con la que hizo alianzas con varios sectores, incluyendo de la derecha, para alcanzar su objetivo. A Petro hay que ubicarlo en el Centro y caracterizarlo como un proto mesías, como un megalómano al igual que Peñalosa, Uribe y Mockus. Veremos en qué queda su intención de darle al Movimiento Progresistas un alcance nacional.

La victoria alcanzada por el ex militante del Polo Democrático Alternativo (PDA) se da, así él mismo no lo reconozca jamás, por los avances que en materia social logró el Polo Democrático Alternativo en la capital de Colombia, a través de los mandatos de Garzón, Moreno y la buena imagen que tiene hasta el momento y que de seguro capitalizará en el futuro, la alcaldesa encargada, Clara López Obregón. Es decir, muchos de los votos logrados por Petro en esta contienda electoral están soportados en el trabajo y en los programas sociales que diseñaron y ejecutaron sus ex compañeros del PDA.

Para el caso de Cali y el Valle del Cauca hay que señalar que el triunfo logrado por Guerrero en la Alcaldía es el resultado de una coalición de intereses, de apetitos burocráticos y del afán de familias tradicionales, de recuperar para sí el poder local, en manos, durante varios años, de proyectos políticos emergentes (los de Apolinar, John Maro Rodríguez y Jorge Iván Ospina), que las mantuvieron en una larga sequía de contratos y de beneficios. Ya en el poder, a las élites locales les espera un complejo ejercicio del poder de un alcalde comprometido con diversos sectores y tendencias políticas. Recordemos que tendrá que gobernar con los intereses del saliente alcalde Jorge Iván Ospina, ante la adhesión de su candidato Argemiro Cortés, de igual forma que lo deberá hacer con los propios intereses de Dilian Francisca Toro, Sigifredo López y Clara Luz Roldán, entre otros.

Es decir, la administración de Guerrero no tiene el camino fácil pues deberá responder por el hambre burocrática de quienes adhirieron a su campaña, sin desconocer la voracidad de poder de las élites que lo respaldaron y que lo llevaron finalmente al poder.

En lo que toca a la gobernación del Valle, el triunfo de Useche De la Cruz hay que mirarlo en perspectiva de los intereses de Juan Carlos Martínez Sinisterra y del anterior y sancionado ex gobernador Juan Carlos Abadía. Huelga decir que el señalado ex congresista apoyó, en el pasado, aventuras electorales de hijos de la élite que hoy celebra la recuperación de Cali. Milton Castrillón, en debate televisado, organizado por RCN, señaló que una de las campañas de Kiko Lloreda a la alcaldía de Cali recibió apoyos del hoy señalado y cuestionado ‘barón’ electoral y condenado por vínculos con grupos paramilitares.


Ello constataría no sólo una crisis de liderazgo regional, una doble moral, sino el empobrecimiento de la política y de la ética pública en esta comarca, que se extiende a lo largo de Colombia. Lo cierto es que la élite recuperó la alcaldía y estará presta a hacerse con la gobernación hacia futuro. Ese será, para los próximos años, su proyecto estratégico.

Por lo pronto, se mantendrá la negativa imagen del Valle del Cauca, la crisis de liderazgo de esas familias tradicionales, de las que la historia y la tradición esperan y exigen un mejor desempeño en lo que toca con el agenciamiento de los destinos de la ciudad y de la región vallecaucana.

Con los nuevos mandatarios elegidos democráticamente, eso sí, en las condiciones de una democracia débil, difícilmente se logrará reducir la desigualdad, la exclusión y la pobreza y menos aún, avanzar en el diseño de proyectos de ciudad y de región. ¿O acaso alguien cree realmente en lo que prometieron unos y otros? Se trató, sin duda, de un simulacro más, que irá, poco a poco, alimentando el de por sí ya alto porcentaje de abstención de caleños, vallecaucanos y de colombianos que dejaron de creer en ese holograma de democracia que nos presentan cada cierto tiempo.

lunes, 24 de octubre de 2011

Álvaro Uribe Vélez y Juan Carlos Martínez Sinisterra, dos barones electorales en la contienda del 30 de octubre

Por Germán Ayala Osorio, comunicador social y politólogo


No es poco lo que se juega en la jornada electoral del 30 de octubre en Colombia. Y es así porque hay en escena dos grandes barones electorales, que no necesariamente están enfrentados políticamente, y que por el contrario, de salir ganadores sus ungidos, las alianzas políticas vendrán casi por añadidura. Se trata de Álvaro Uribe Vélez y Juan Carlos Martínez Sinisterra.

El primero, un ex presidente ideológicamente cercano al fenómeno paramilitar, con amigos políticos condenados por demostrados vínculos con las AUC y cuyo gobierno se benefició de la penetración paramilitar en el Congreso de la República, como quiera que legisló con ellos desde 2002 hasta el 2010. La frase célebre mientras los meten a la cárcel, voten los proyectos del gobierno, expresa el nivel de connivencia que mantuvo con políticos que abiertamente se aliaron con quienes buscaron ‘refundar la patria’: los Paramilitares.

El segundo, un ex senador condenado por la Corte Suprema de Justicia por nexos con grupos paramilitares. Su influencia política y electoral ha trascendido el Valle del Cauca. En esta comarca apoya candidatos a varias alcaldías y se dice, que a varios aspirantes a la gobernación del Valle, en los que se destaca el candidato Useche. El portal www.lasillavacia.com sostiene lo siguiente: “Desde San Andrés hasta el Amazonas y desde Nariño hasta La Guajira, Juan Carlos Martínez pretende convertirse en uno de los mayores ganadores de las elecciones de octubre. El ex senador, condenado por parapolítica y preso en la cárcel El Bosque de Barranquilla, está detrás de tres partidos, el PIN, el MIO y Afrovides, que inscribieron más de 17 mil candidaturas en todo el país.”

El ex presidente Uribe Vélez viene adelantando sus talleres democráticos y brindando apoyos políticos no sólo en el Valle del Cauca y Bogotá (está detrás de la aspiración Enrique Peñalosa), sino en Antioquia, donde Martínez Sinisterra también tiene candidatos, alrededor de 56 candidatos a alcaldías, según La Silla Vacía। En Medellín, Uribe apoya la candidatura de Federico Gutiérrez, aunque un sector fuerte del uribismo está con Luis Pérez. Es posible que la aparente división en el uribismo sea una simple estrategia electoral para ganar con cara y con sello.


Hace pocos días Uribe Vélez ofreció su apoyo al candidato a la gobernación del Valle, Ubeimar Delgado y al aspirante a regresar a la alcaldía de Cali, Rodrigo Guerrero Velasco.


De lo sucedido con Ubeimar Delgado la columnista de EL ESPECTADOR, María Elvira Bonilla sostiene lo siguiente: “…desde hace varias semanas se venía buscando una alianza entre el candidato conservador, Ubeimar Delgado, y el liberal, Jorge Homero Giraldo. Delgado estaba decidido a declinar su candidatura para unir fuerzas con el candidato liberal y dar la pelea con miras a frenar a Useche, alumno aventajado en las prácticas non sanctas de sus dos tutores. Sin embargo, a finales de la semana pasada, Álvaro Uribe entró a jugar en el ajedrez político del Valle. Y de una manera perversa. Sin consideración por los acuerdos locales a que habían llegado los dirigentes de la U, su partido, en el Valle, dio su apoyo a Ubeimar Delgado, con lo cual el candidato conservador se envalentonó y deshonró el acuerdo. Madrugó a pagar avisos de prensa con su foto al lado de Uribe y decidió llevar su candidatura hasta el final. Nadie cree en la ingenuidad de Uribe. Se trató del abrazo del oso a Ubeimar, un candidato sin ninguna opción de triunfo pero con el que consiguió matar una alianza que ha podido resultar ganadora, y le abrió el camino del triunfo a Useche. El expresidente, con su sonrisa socarrona, conservará a sus viejos amigos políticos en el Valle del Cauca, pero comprometiendo el futuro de una región que empezaba a dar señales de vida”. (El abrazo del oso de Uribe, El Espectador.com, lunes 24 de octubre de 2011).

La presencia de estos barones electorales debilita aún más la democracia colombiana, en la medida en que los demostrados daños que Uribe Vélez le hizo al país, a la institucionalidad y a la nación, poco significan para los ciudadanos que votarán por sus candidatos y para aquellos grupos de poder que ven con buenos ojos la participación electoral del ex mandatario.

De igual forma, la vigencia político-electoral de Martínez Sinisterra, es la prueba máxima de que no se ha dado en Colombia un proceso de sanción moral contra el paramilitarismo y su penetración en el Estado. Es decir, el país sigue y seguirá, por cuenta de estos dos barones electorales, estimando dicho fenómeno multifactorial, como una acción legítima en contra no sólo de las guerrillas llamadas de izquierda, sino contra todos aquellos que se oponen a las tendencias mundiales que conciben un Estado mínimo, para poder garantizar, por esa vía, la circulación libre del capital, la concentración en pocas manos de la riqueza y consecuentemente, la ampliación de la pobreza, así como de las condiciones indignas, laborales y sociales, en las que sobreviven millones de colombianos.

Uribe y Martínez representan, además, la entronización de la violencia política, el clientelismo y la corrupción como mecanismo para alcanzar el poder.
De triunfar los candidatos de Uribe y Martínez (ello se da casi por descontado), no sólo sufrirá la democracia y la institucionalidad, sino que será el inicio de un proceso largo de oposición política en los que alcaldes y gobernadores, obedeciendo a estos dos barones electorales, terminarán oponiéndose a la reelección de Juan Manuel Santos y preparando el camino para el regreso de Uribe Vélez, bien en 2014 o en 2018.

Con Uribe Vélez y Martínez Sinisterra tomarán un segundo aire aquellos que participaron de los proyectos de refundar la patria. Lejos está el país de superar las aciagas noches de la penetración paramilitar y la consecuente cooptación del Estado colombiano. Por el contrario, estaremos ante una segunda etapa del paramilitarismo, que es más que un fenómeno de violencia política, a la que ya están atentos empresarios nacionales e internacionales interesados en extraer minerales y explotar los recursos de la biodiversidad.

Votar en blanco este 30 de octubre, creo, es la única salida ante este preocupante panorama.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Los universitarios se movilizan

El férreo rechazo a las pretensiones privatizadoras de la educación pública superior que trata de imponer el actual gobierno, es una muestra de que aun en Colombia hay demócratas que vemos en el estado social de derecho un horizonte de dignidad para todos y todas.

No queda más que apoyar en todos los espacios posibles a los jóvenes universitarios, unirnos a su lucha desde los diferentes espacios y roles que ejercemos en la sociedad, pues su lucha es la lucha del pueblo colombiano por un mejor futuro.

Un saludo a la Mesa Amplia Nacional Estudiantil y las diversas organizaciones estudiantiles que alzan su voz ante las pretensiones del gobierno Santos

viernes, 7 de octubre de 2011

EL CASO MARTÍNEZ: CONSECUENCIA DE UNA SOCIEDAD ENFERMA

Por Germán Ayala Osorio, comunicador social y politólogo

Que el polémico ex senador Juan Carlos Martínez, condenado por vínculos con los paramilitares, salga de la cárcel con permiso del INPEC es un claro indicador de que las políticas criminal y penitenciaria en Colombia están al servicio del crimen, de los corruptos, lo que a su vez confirma que el Estado colombiano, como orden moral, colapsó.

Pero más allá de las polémicas salidas proselitistas de este nuevo gamonal, lo que hay que revisar muy bien es quiénes estuvieron y están aún detrás del nacimiento y vigencia de esta figura natural de la democracia colombiana. ¿Por qué sobre el asunto de los permisos sólo se pronuncian columnistas de opinión y no el propio Presidente Santos? ¿Por qué líderes conservadores del Valle del Cauca no salen a exigirle al Gobierno nacional, acciones concretas para impedir que Martínez Sinisterra maneje varias campañas políticas que buscan alcanzar el poder tanto en la ciudad como en el departamento? ¿Y qué decir de las tímidas intervenciones de los ministros de Justicia y del Interior cuando los periodistas les preguntan por los permisos otorgados al condenado por parapolítica?

¿Por qué el propio ex presidente Uribe Vélez, muy dado a mandar a capturar presuntos delincuentes y a señalar culpables, no ha dicho nada al respecto? ¿Por qué otros actores de la sociedad civil vallecaucana y colombiana guardan silencio ante un proselitismo político del que conocemos sus alcances?

Martínez Sinisterra representa lo que en varias columnas he llamado los Proyectos Políticos Emergentes, fruto de la doble moral con la que el capital circula y con la que empresarios y las élites lo ponen a reproducir, lo que de tiempo atrás les conviene a unos y a otros: aumentar o mantener la pobreza, la exclusión, una democracia clientelista, un Estado cooptado, niveles estructurales de desempleo y en general, condiciones de pauperización social con efectos claros en amplios sectores societales.

Entonces, lo de Martínez, simplemente es la consecuencia de una sociedad permisiva con el crimen, enferma, de un Estado mafioso, de una kakistocracia que ha permitido concebir súbditos, y no ciudadanos responsables y por supuesto, de un fenómeno que como el paramilitarismo, se ha servido de los intereses mezquinos de Emergentes y élites Tradicionales, para avanzar en un proyecto conservador de sociedad, en donde sobresalen las voces incontrastables de patrones, de gamonales y de matones al servicio del capital.

Este es el país que hemos construido y de eso somos culpables todos. Narcos, paracos y guerrilleros son hijos de una sociedad enferma, con una doble moral que le sirve a muchos para tapar y ocultar lo que hay detrás de estos personajes de la política colombiana. Hoy es claro que el fenómeno paramilitar, que no se opone al mercado, que no se opone a la circulación del capital, que es amigo del neoliberalismo, necesita de políticos como Juan Carlos Martínez Sinisterra. Alguien tiene que hacer el trabajo sucio.

Hoy es Martínez, pero ayer fueron Pablo Escobar y los Rodríguez Orejuela, entre otros capos, quienes se apoyaron en políticos, en empresarios, en círculos formales de poder y se sirvieron de la política para penetrar las instituciones del Estado y a la sociedad entera. Nada va a cambiar. Ya vendrán más, otros. El capital y las élites políticas los forman a su imagen y semejanza. Es decir, seres humanos inescrupulosos, con una ética acomodaticia y con una doble moral. De seguro que si revisamos el pasado es posible que encontremos razones y explicaciones al surgimiento y a la vigencia de Martínez en esta comarca vallecaucana. ¿Por qué no empezamos por pasadas campañas políticas de ciertos políticos locales y del norte del Valle, para avanzar en la comprensión de un fenómeno, que como el de Martínez, es político, cultural, económico y social?

jueves, 6 de octubre de 2011

CARTA DE APOYO



GONZALO ÁLVAREZ HENAO
CANDIDATO AL CONCEJO DE MEDELLÍN, CON EL Nº 3

POLO DEMOCRATICO ALTERNATIVO









Los abajo firmantes, profesionales de distintas disciplinas, manifestamos públicamente nuestro respaldo a GONZALO ÁLVAREZ HENAO, como candidato al CONCEJO MUNICIPAL de Medellín por el Polo Democrático Alternativo, reconociendo su trayectoria como dirigente cívico, popular y comunitario en esta ciudad durante varias décadas.



Gonzalo ha acompañado y asesorado los movimientos populares de la ciudad desde la década de los 80, cuando fue Concejal, y se distinguió por su trabajar con el pueblo, por el pueblo y para el pueblo. Gonzalo no se ha rajado en ningún momento de nuestra historia reciente: encarna la firmeza y la perseverancia de la izquierda democrática que se aglutina en el Polo Democrático Alternativo.



Gonzalo es consciente de la importancia de resolver desde el Concejo los problemas sociales más urgentes que tenemos en la ciudad, como el desempleo, la carestía de los arriendos y de la vivienda, y en general, la inseguridad, la crisis de la salud y las altas tarifas de los servicios públicos, entre otras.



Pero además plantea asuntos de urgencia manifiesta para la ciudad, como la movilidad bajo parámetros que contribuyan a aumentar sustancialmente el disfrute del espacio público con carácter incluyente; una movilidad de cara al sentir de peatones, conductores, transeúntes y comerciantes; la generación de ingresos a través de proyectos productivos y asociativos; todo lo cual redundará en la calidad de vida, gracias a la disminución de “la congestión humana” producida por el desarrollismo vivido por la ciudad en los últimos gobiernos.



Gonzalo como Concejal se compromete a defender el principal patrimonio público de la ciudad, las EE.PP.MM, para que se le garantice a los ciudadanos, sin distinción, el mínimo vital en materia de servicios públicos; se compromete a hacer la fiscalización permanente de los procesos de planeación, urbanización y construcción de obras físicas de desarrollo y urbanismo, con sentido de responsabilidad social y ambiental, antes que obras monumentales y la defensa de las luchas sociales de todos los ciudadanos y organizaciones populares de la ciudad.



Por todo lo anterior, consideramos que GONZALO ÁLVAREZ HENAO es algo más que una opción; es a nuestro juicio, LA VOZ QUE FALTA EN EL CONCEJO: una voz de compromiso, de denuncia, de apoyo a los sectores comunitarios; una voz crítica y propositiva, de transparencia, de sentido social; una voz respaldada en la convergencia de profesionales, jubilados, educadores, mujeres, negritudes, jóvenes, grupos culturales, organizaciones de vivienditas, estudiantes, usuarios de la salud, de los servicios públicos domiciliarios; en fin, de ciudadanas y ciudadanos que esperan una mejora significativa en sus condiciones de vida como habitantes de la segunda ciudad del país.


Firmas





Luis Fernando Wolff Isaza Catedrático Universitario
Adolfo León Betancurth Médico
Aydee Socorro Montoya Ambientalista
Luis Alfredo Molina Lopera Abogado, Periodista
Eduardo Nieto López Abogado
Carlos Ossa Poeta
Ramiro Álvarez Bedoya Arquitecto, Planificador Urbano
William Estrada Abogado, Ex Presidente ADIDA
Jaime Jaramillo Abogado, Poeta, Ex Presidente ASONAL ANTIOQUIA
Luis Fernando Muñoz Médico
Jairo Ramírez Giraldo Abogado, Ex Magistrado Tribunal superior
Arnoldo López Directivo- Organización de Desplazados
Edwin Posso Abogado, Asesor Red de TV Comunitaria
José Libardo Soto Médico Veterinario

















gonzaloalvarezalconcejo.blogspot.com